Sostenibilidad: Tecnología y Electromovilidad: ¿Estamos Preparados?

Desde hace muchos años, el ser humano ha sido capaz de idear una serie de avances tecnológicos, siempre con la idea de mejorar la calidad de vida de las personas. Uno de los avances más importantes de todos los tiempos en términos de movilidad y eficiencia es el motor de combustión interna.

La creación de este tipo de motores, sentó las bases para muchos otros avances tecnológicos y sociales. Los motores son el corazón principal de las maquinarias que se utilizan en la mayoría de las industrias, es por esto que la invención de los motores ha sido capaz de generar grandes impactos en las economías mundiales, mejorando sustancialmente la calidad de vida de las personas. “La pasión de inventar no tiene fin” (Karl Benz). En el año 1886 Karl Benz patentó el primer auto a combustión interna del mundo, un vehículo muy lejano a lo que tenemos hoy en día, en cuanto a prestaciones y eficiencia. Cuesta imaginar que desde aquellos tiempos el tipo de combustible y la tecnología que se utilizaría iba a ser un debate, al igual como se sigue debatiendo hoy en día. En ese entonces, se apostó por los combustibles fósiles dada su eficiencia, los cuales siguen siendo utilizados luego de más de 130 años.

A pesar de los grandes avances económicos y las mejoras sustanciales de la calidad de vida de las personas gracias a estos motores, existe un gran problema que afecta a la sociedad en el largo plazo: La contaminación ambiental. La utilización de combustibles fósiles es un grave problema para el medio ambiente y dado el tamaño del parque automotriz a nivel mundial, donde existen más de 1400 millones de vehículos en circulación (Sergio Amadoz, 2022), los vehículos son un gran precursor de los gases de efecto invernadero. Según el informe “Aceleradores el cambio climático” presentado por Greenpeace, la industria automotriz es responsable de la emisión del 9% de los gases de efecto invernadero del mundo.

Una cifra bastante preocupante,  ya que los combustibles fósiles siguen siendo utilizados y están lejos de desaparecer. Sin embargo, la solución parece estar mucho más cerca de lo que todos creen. La electromovilidad es sin dudas el futuro del transporte. En una gran cantidad de países se han implementado políticas que prohíben la venta de vehículos a combustión interna dentro de los próximos 10 a 20 años. Esto es un gran avance y a la vez un gran desafío, puesto que la sociedad está acostumbrada a un modo de uso del automóvil y la electromovilidad será capaz de cambiar esto por completo.

En primer lugar, es importante destacar que esta “transición a la electromovilidad” es algo de mucha urgencia para frenar la emisión de Gases de Efecto Invernadero, sin embargo, es mucho más complejo de lo que se piensa. Uno de los grandes problemas es la capacidad de autonomía de las baterías. Si bien, los últimos modelos de vehículos eléctricos han sido capaces de equiparar las autonomías de los de combustible tradicional, los precios son muy elevados y actualmente inician en alrededor de 30 millones de pesos en Chile, que comparado con el precio de entrada de los modelos a combustión interna (7 millones CLP), están bastante alejados.

La prohibición de venta y uso de estos vehículos es la clave para que toda la población empiece con esta transición. El puntapié inicial lo tienen que dar las autoridades para que se cree una cultura colectiva hacia la electromovilidad.

Asimismo, tenemos un problema muy grande que se pasa por alto: la mentalidad de las personas. Hoy en día, es tan simple como ir a la estación de servicio cuando los vehículos se quedan sin combustible, cargar y en menos de 5 minutos ya sumamos otros 500 kilómetros de autonomía. Sin embargo, con los vehículos eléctricos no es lo mismo. En promedio un auto eléctrico demora en cargar desde 30 minutos hasta 16 horas. Todos estos tiempos varían según el tipo de cargador; un cargador puesto en enchufes desde el hogar puede tardar entre 12 a 16 horas; los cargadores carga rápida tardan alrededor de 30 minutos en cargar el 80% de la batería. Este tiempo es bastante mayor, pero deja un gran espacio para nuevas innovaciones y avances. Las personas pasarán mucho más tiempo en las estaciones de servicio, por lo que los servicios que ofrezcan tendrán que pasar a ser mucho más que solo repostar o cargar las baterías, tendrán que ser servicios integrales donde las personas pasarán un largo tiempo de sus viajes.

Otro problema que tiene estrecha relación con esto es la falta de infraestructura de carga para baterías de vehículos eléctricos. Si se imagina un escenario donde la mayoría de los autos fuesen eléctricos, la infraestructura no daría abasto y se generarían grandes filas en las estaciones de servicio, es por esto que, además de un cambio en la mentalidad de las personas, es necesario este cambio e inversión en infraestructura para suplir la demanda por recargas.

Es de suma importancia avanzar junto a la tecnología en esta transición a la electromovilidad. Un avance en la tecnología hace que los costos de las manufacturas disminuyan, produciendo vehículos a un menor precio, lo que se traduce en una disminución del precio final que pagarán los consumidores.

Para lograr esta transición tan necesaria, se necesitan baterías más eficientes, mejorar la infraestructura, desarrollar cargas más rápidas, subsidio a vehículos eléctricos, un cambio de mentalidad en las personas  y sobre todo conciencia medio ambiental sobre los beneficios a largo plazo que esto significará al verse reducida nuestra huella de carbono.